“UNA DEUDA MÁS GRANDE QUE LA EXTERNA”

Carta: al Presidente Lenín Moreno.

27/08/2017

Vivir con la imposición de carencia de justicia es como andar descalzo, desnudo, vulnerable al frío, a la enfermedad y el vejamen al pudor. Descubrir que los juzgadores de las Cortes ecuatorianas fueron seleccionados por su reverencia a un régimen dictatorial, corrupto y criminal es una revelación sin precedentes. Que los fallos judiciales se decidieron desde las vísceras de Rafael Correa y por la conveniencia de quienes han estado a su lado en el poder, sin que exista la mínima posibilidad de justicia para el de a pie.  -aunque ya lo sabíamos- haberlo comprobado traumatiza, a esta, una sociedad tan impávida como desprotegida. Los profesionales del Derecho se deben estar preguntando ¿de qué sirvió haber estudiado tanto si al final, cuando decidieron los cargos para jueces el mérito sería la complicidad o afinidad con el Movimiento político Acuerdo País para que te pinten con el color verde “esperanza” en una hoja de exel? ¿de qué sirvió desvelarse para preparar un alegato si desde Carondelet en un correo electrónico ya venía la sentencia? No existe referencia histórica de una intromisión de estas magnitudes en la Función Judicial, le metieron la mano a la justicia, la manosearon y la prostituyeron, menoscabaron el Estado de Derecho y nos dejaron empeñados con la impunidad… con la revelación de las comunicaciones entre Rafael Correa, Gustavo Jalk, Alexis Mera, Johana Pesantes, Fernando Yavar, Carmen Simone, Diego Guarderas, entre otros, se demuestra que nunca tuvimos la oportunidad de que se nos haga justicia, porque estos sortearon nuestra suerte a su odio y conveniencia. Con esto, es razón suficiente para que el Presidente Lenín Moreno destituya a todos los funcionarios CORRUPTOS allí mencionados que vituperaron el derecho de los ciudadanos y que, ahora migraron su corrupción desde el correato a su gobierno para continuar con sus abusos -lo cual no es compatible con la política que el actual gobierno (de Lenín) dice profesar-. Acto seguido debe convocar a una Consulta Popular para eliminar el Concejo de Participación Ciudadana y Control Social, y acabar de una vez por todas con esa herramienta totalitaria, corruptiva y deslegitimada, para así, volver a elegir jueces, fiscales y autoridades de control. Y ponerle fin a este nefasto capítulo de la historia. No hacerlo sería quedar en deuda con el Ecuador. Solo este gran paso significaría una acción real y de fondo para devolverle la institucionalidad al país. Todo lo demás, los diálogos con la oposición, las reuniones con los dueños de los medios de comunicación, el cambio de estilo para gobernar etc. son solo acciones de forma… Todas las sentencias condenatorias emitidas desde el 2007 en que Correa y sus secuaces ejercieron el poder y su influjo sobre los jueces deben -por ley- en beneficio pro reo, declararse nulas, y todos los casos deben ser juzgados nuevamente, pues nos encontramos frente a una debacle institucional de magnitudes históricas, por tanto el remedio debe guardar las mismas proporciones, debe ser histórico. No debe haber placentero sueño para nadie mientras continúe metida esa mano sucia, abyecta y tenebrosa en la justicia, mientras en los pasillos de Carondelet y las Cortes sigan pululando los herederos de la trampa y la ilegalidad. Esta década nos debe institucionalidad, independencia y garantías, esta es una deuda con los ciudadanos que es más grande y más grave que la deuda externa, porque nos deben justicia, con los intereses generados por la impunidad.

Fernando Balda.