260 cadenas nacionales que costaron varios millones de Dólares se usaron para acusar a un hombre, un ciudadano ecuatoriano de múltiples delitos, entre ellos, haber girado cheques sin fondos, de violación, de robar vehículos, y hasta de no haber pagado unos pollitos que este compró para obsequiar a gente pobre. En la réplica a estas infamias el acusado demostró que los cheques fueron cubiertos con depósitos, la madre de la mujer violada aborreció al régimen por mal usar la memoria de su hija para dañar la imagen de un hombre bueno, la dueña del vehículo robado aclaró que nada tuvo que ver en el robo el hombre al que el gobierno acusó, y por último el vendedor de pollos dijo públicamente que nunca había tenido mejor cliente que aquel que compraba pollitos para obsequiar a los campesinos para que estos los críen en sus finquitas. Este hombre al que el gobierno le ha tirado mas flechas que a san Andrés, es el Asambleísta de Sociedad Patriótica Galo Lara. No obstante, ante estas fallidas, perversas y degeneradas acusaciones que parecieran ser paridas por alguna mente enferma, capaz de inventar desde violaciones, robos y hasta pollitos impagos. El gobierno, intentó de la forma mas ruin que se haya visto en la historia del Ecuador sacar de la arena política al legislador opositor, acusándolo de un atroz asesinato,
la muerte de una pareja de esposos y su pequeño hijo. Hace pocos días la corte que lo juzgaba lo declaró inocente, pues no encontró ni un solo indicio de responsabilidad de Galo Lara en el crimen del que se lo acusaba. Sin embargo el régimen tirano ya lo había juzgado y condenado, ministros de Estado le llamaron asesino ante los medios de comunicación, interminables cadenas nacionales de radio y televisión lo mostraron como un monstruo. El único pecado de Lara, para aquel que se cree Dios, es ser indiscutiblemente el que le pisa los talones a los corruptos. Lara ha destapado constantemente innumerables ollas de grillos, casos graves en los que este ha explicado que dicha corrupción no se podría haber consumado sin la venia y protección de Rafael Correa. Este legislador, hombre humilde de origen campesino de la provincia de Los Ríos, ha demostrado tener los pantalones muy bien puestos y una gracia especial que lo acompaña, al enfrentarse a un régimen villano, capáz de toda malicia para intentar acallarlo. Pero a pesar de la sumisión de los jueces, el fiscal y los millones de Dólares gastados contra él en campañas de desprestigio, nada de ello, pudo mellar el blindaje de verdad que protegió la integridad de Galo Lara Yépez, quien libró este episodio saliendo mas fuerte que nunca, pero con un espacio de dolor que seguro también librará. Este Fiscalizador quien hace algunos meses me visitó en mi casa en Bogotá para pedirme lo lleve a visitar la iglesia del Divino Niño que se erige en un sector popular de la capital colombiana, para pedirle a Dios que se haga justicia ante la tenebrosa acusación que la fiscalía dirigida por el primo del presidente Correa, le hacía; definitivamente, el perseguido, no se equivocó al recurrir a la justicia divina, la única que nos queda.
Seguramente, Galo cual acorazado regresará a Colombia para agradecerle al hijo de Dios por su deidad. Me alegro tanto. Aunque esta vez, no esté yo para acompañarlo.
Indiscutiblemente los ciudadanos ratificarán en las urnas a este perseguido y valiente legislador en su cargo, en las próximas elecciones, por ser un destacado del grupo de los imparables e inclaudicables.
La verdad no necesita defensa, se demuestra sola. Ese no es un invento de los hombres. Es un principio divino.
Fernando Balda
Twitter: @fernandobalda
Este artículo será publicado en la Revista La Voz del Abogado que circula con Diario Expreso este Domingo 30 de Diciembre.