«Quieren matar a Maduro»

Image

Evidentemente hay algo que Maduro jamás aprendió en sus recorridos de autobús a pesar de haber lidiado con tanta gente por mucho tiempo, y es que el hambre y la desesperación de un pueblo no se aplacan con burdas tramas teatrales o trasnochadas historias de fantasmas y sicarios, como esta máxima irresponsable que sindica a dos demócratas, Ernesto Macias y Beatriz Delgado, ¡de conspiradores y magnicidas! Creía yo que ya había escuchado bastantes estupideces en mi vida. Pero esta es la más grande de todas.

Transcurrían monótonos días con noticias lineales que hasta parecían repetidas, nada fuera de lo que ya nos hemos acostumbrado: un presidente derrocado en Egipto; los conflictos bélicos en Medio Oriente; un agente espía desertor de EEUU revelando sus secretos… que si le dan asilo en Cuba, en Venezuela y… al final prefirió por Rusia; un Evo que no sabía dónde aterrizar en Europa, mientras alcanzaba a recordar a cual de esos países y sus capitales mercantiles había perjudicado menos; que la reunión del ALBA en Ecuador, con el seudo humanista de Correa impartiendo cátedra de «Derechos Humanos» por doquier para intentar ocultar el rostro criminal de su gobierno; que la corrupción extrema y los cacerolazos en Argentina mientras Cristina dice que no pasa nada y; hasta una rechifla nacional contra Juan Manuel Santos por su fracasado proceso de paz…

En fin, lo mismo de siempre. Nada externo había irrumpido en mi celda de cuatro gruesas paredes no retocadas desde hace una centuria que hubiera motivado mi pluma. Así que, bien resultó pasar el tiempo repasando un poco a Neruda, Dostoyevski y otros. Pero hoy, me perturbó una noticia que interrumpió mis paseos por el romanticismo del premio nobel Chileno y el descriptivismo psicológico del ruso existencialista….

Singularmente, al contrario de tratarse de un hecho de trascendental importancia, se trataba de un absurdo. Resulta que, el ilegítimo presidente de Venezuela Nicolás Maduro, hoy alias «el colombiano» -por su rumoreado natalicio en Cúcuta-, ha acusado a Ernesto Macías Tovar y a Beatriz Delgado Peláez; jefe de prensa y asistente del Expresidente Álvaro Uribe (respectivamente), de estar implicados en un supuesto plan para asesinarlo.

Lo primero que se me vino a la mente fue: «que burda copia del bufón de Chávez resultó ser este Maduro, siquiera Chávez con su verborrea «chamánica» hacía reír; este no produce ni llanto». Es así que paradójicamente me motivó la estupidez del perdulario socialista y me monté a escribir como si recibiera un dictado.

Si ustedes conocieran a Ernesto Macías y a Beatriz Delgado no les cabría la menor duda que en el acontecer político, estos impertérritos personajes, son dos profesionales a carta cabal haciendo su trabajo, cada uno en su área; su solo acompañamiento al Expresidente Uribe ya los convierte en fuertes demócratas, más sus severas convicciones morales y éticas que saltan a simple vista y que son de dominio público para los muchos que los conocen.

Estos dos trabajadores incansables no solo deben enfrentar la tenaz responsabilidad que significa manejar las comunicaciones y la agenda del más grande colombiano de todos los tiempos, exterminador de la más grande banda de criminales de América (las FARC) y, transformador de la nueva Colombia que empezó a resurgir en democracia y recursos a partir de 2002, sino que ahora tienen que soportar también la bufonada malévola de un trasnochado que los usa de comodín y acusa de ser «peligrosos para su integridad», logrando con esto, solamente, ratificarse en su calidad de inapreciable remedo de un cáncer extinto que se llamó Hugo Chávez, y que, se murió por metástasis, no por veneno, ni misiles, ni balas. No por las conspiraciones y amenazas apocalípticas que repetidamente tanto anunció.

Maduro ha dicho que presentará a Colombia pruebas de ese «complot», diga lo que diga, haga lo que haga, me adelanto a asegurarles que lo que sea que vaya a presentar, no serán más que pírricas historietas concebidas por quien adecúa el discurso con falacias digeribles solo para los oídos de la ignorancia y la alucinación.

Es que Maduro, no ha dejado de optar por montar supuestas amenazas extranjeras para intentar generar el efecto colateral de la unidad interior que tanta falta le hace a Venezuela, al no haber podido cohesionar su gobierno ni impulsar prosperidad en un país que hoy produce el más profundo dolor cada vez que revisamos sus estadísticas y observamos cómo vive su gente. Gente, a la que le parece mentira que en otros países vecinos, en las tiendas y supermercados sí haya pollo, carne, pescado, aceite, pan, huevos, arroz y azúcar en las perchas y que se puedan adquirir sin restricción y en abundancia. Gente, a la que fraudulentamente se le ha suprimido hasta el derecho de disponer de su destino.

Evidentemente hay algo que Maduro jamás aprendió en sus recorridos de autobús a pesar de haber lidiado con tanta gente por mucho tiempo, y es que el hambre y la desesperación de un pueblo no se aplacan con burdas tramas teatrales o trasnochadas historias de fantasmas y sicarios, como esta máxima irresponsable que sindica a dos demócratas, Ernesto Macias y Beatriz Delgado, ¡de conspiradores y magnicidas! Creía yo que ya había escuchado bastantes estupideces en mi vida. Pero esta es la más grande de todas. Mejor sigo leyendo a Dostoyevski, de vez en cuando deteniéndome en Neruda. Aunque mejor que el cuento chino del complot de magnicidio contra Maduro, suficiente sería con cualquier revista de Condorito.

Fernando Balda
Ex Asambleísta Nacional del Ecuador (A).
Secuestrado y, preso político del gobierno de Rafael Correa.
Columnista de: Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia, (Colombia) Periódico Debate (Colombia), Reporte Confidencial (México), Red Digital TV, (Venezuela) Venezuela Awareness (Venezuela) Nicaragua Hoy (Nicaragua), y varios medios internacionales más.

Twitter: @fernandobalda

Este artículo ha sido publicado en Periódico Debate. Ver aquí la versión original: http://www.periodicodebate.com/index.php/opinion/columnistas-internacionales/item/1995-quieren-matar-a-maduro

Deja un comentario